«en el mundo hay flores y serpientes pero hay mas flores que serpientes». José Martí
Santo Domingo Este, complejo territorio, voto, cuan apuesta, en mas del 60% a Manuel Jiménez en las pasadas elecciones, en las decisiones que este prometió tomaría en todos los sentidos para organizar la ciudad con el fin de, más temprano que tarde, poder existir en dignidad.
Manuel llega arrastrando a políticos que en su mayoría, desgraciadamente, no han entendido la apuesta y creen ha sido prioridad la llegada de ellos a un modelo de ciudad que deben construir junto al alcalde.
Otros, desde las ventanas de candidaturas, las redes o puestos de dirigentes quieren, hasta ahora sin éxito, dirigir no solo a los funcionarios sino al propio alcalde, en lo que debe hacer, cuando lo debe hacer, y que intereses puede tocar, o no.
Manuel, malabarista, maniobra entre perremeistas, peledeistas, perredeistas, fuercistas y casi todas las fuerzas que de una forma u otra aportaron militancia, compromiso, unos dando la cara y otros apostando desde las sombras a lo mismo: un proyecto ciudad.
Las presiones no se hicieron esperar y llegan desde la prensa y lo más humilde de las bases o desde las castas innombrables que están en el poder o quieren llegar a este, piden y piden y piden mientras el Alcalde… haciendo malabares en el complejo manejo que requiere ser responsable de lo que se puede hacer o no, insiste en hacer cumplir la ley.
El leer la lista de funcionarios hace que el conocedor de estos sienta un vaivén de emisiones que bailan desde la inmensa decepción hasta la esperanza infinita y el balance insiste en un ingrediente adicional… sus ejecuciones serán guiadas y vigiladas por el propio Manuel.
En una ciudad donde casi nos acostumbramos a violar la ley, a que a nadie e importa nada o casi nada, el tener a Manuel dirigiendo la ciudad, seguro, es la esperanza.
Aun no comienza, aun no lleva un metro recorrido, en medio del coronavirus, duquesa ardiendo pero lo peor, incomprensión de incluso, los que le llevaron al poder que, aunque parezca contradictorio, pedirán que en algunos tópicos incumpla su propia palabra, que no sea tan «recto».
El gran peligro del ser humano es precisamente los cambios que se sufre frente a las decepciones, los desamores, las ingratitudes y las traiciones. Más de uno ha sucumbido al «no valió la pena luchar tanto» o «la gente no se lo merece», sin embargo… la inmensa mayoría apostó a Manuel, y no a medias tintas, simplemente, se apostó a todo o nada y se ganó el todo.